La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) es una de las 19 agencias especializadas del Sistema de las Naciones Unidas. Fue creada en 1945 al final de la Segunda Guerra Mundial. En su preámbulo, la Constitución de la UNESCO proclama: “puesto que las guerras nacen en la mente de los hombres, es en la mente de los hombres donde deben erigirse los baluartes de la paz”.
La UNESCO promueve los valores de respeto universal por la justicia, el cumplimiento de la ley, de los derechos humanos y de las libertades fundamentales proclamadas, a su vez, por la Carta de las Naciones Unidas. Realiza su labor a través del desarrollo de la cooperación internacional en los campos de Educación, Ciencias Naturales, Ciencias Sociales, Cultura y Comunicación e Información.
La educación deberá transmitir, masiva y eficazmente, un volumen cada vez mayor de conocimientos teóricos y técnicos evolutivos, adaptados a la civilización cognoscitiva, porque son las bases de las competencias del futuro. Simultáneamente, deberá hallar y definir orientaciones que permitan no dejarse sumergir por las corrientes de informaciones más o menos efímeras que invaden los espacios públicos y privados y conservar el rumbo en proyectos de desarrollo individuales y colectivos. En cierto sentido, la educación se ve obligada a proporcionar las cartas náuticas de un mundo complejo y en perpetua agitación y, al mismo tiempo, la brújula para poder navegar por él.
Para cumplir el conjunto de las misiones que le son propias, la educación debe estructurarse en torno a cuatro aprendizajes fundamentales que en el transcurso de la vida serán para cada persona, en cierto sentido, los pilares del conocimiento: aprender a conocer, es decir, adquirir los instrumentos de la comprensión; aprender a hacer, para poder influir sobre el propio entorno; aprender a vivir juntos, para participar y cooperar con los demás en todas las actividades humanas; por último, aprender a ser, un proceso fundamental que recoge elementos de los tres anteriores. Por supuesto, es- tas cuatro vías del saber convergen en una sola, ya que hay entre ellas múltiples puntos de contacto, coincidencia e intercambio.
Objetivos fundamentales con el propósito de llegar a satisfacer las necesidades de aprendizaje.
Extender y mejorar la protección y educación integrales de la primera infancia, especialmente para los niños más vulnerables y desfavorecidos.
Velar por que antes del año 2015 todos los niños, y sobre todo las niñas y los niños que se encuentran en situaciones difíciles, tengan acceso a una enseñanza primaria gratuita y obligatoria de buena calidad y la terminen.
Velar por que las necesidades de aprendizaje de todos los jóvenes y adultos se satisfagan mediante un acceso equitativo a un aprendizaje adecuado y a programas de preparación para la vida activa.
Aumentar de aquí al año 2015 el número de adultos alfabetizados en un 50%, en particular tratándose de mujeres, y facilitar a todos los adultos un acceso equitativo a la educación básica y la educación permanente.
Suprimir las disparidades entre los géneros en la enseñanza primaria y secundaria de aquí al año 2005 y lograr antes del año 2015 la igualdad entre los géneros en relación con la educación, en particular garantizando a las jóvenes un acceso pleno y equitativo a una educación básica de buena calidad, así como un buen rendimiento.
Mejorar todos los aspectos cualitativos de la educación, garantizando los parámetros más elevados, para conseguir resultados de aprendizaje reconocidos y mensurables, especialmente en lectura, escritura, aritmética y competencias prácticas.
Los 4 pilares de la educación.
Aprender a conocer.
Este tipo de aprendizaje, que tiende menos a la adquisición de conocimientos clasificados y
codificados que al dominio de los instrumentos mismos del saber, puede considerarse ala vez
medio y finalidad de la vida humana.
En cuanto a medio, consiste para cada persona en aprender a comprender el mundo
que la rodea, al menos suficientemente para vivir con dignidad, desarrollar sus capacidades
profesionales y comunicarse con los demás. Como fin, su justificación es el placer de
comprender, conocer, de descubrir.
Aprender a hacer.
Aprender a conocer y aprender a hacer son, en gran medida, indisociables. Pero lo segundo
esta más estrechamente vinculado a la cuestión de la forma profesional: ¿cómo enseñar al
alumno a poner en práctica sus conocimientos y, al mismo tiempo, como adaptar la enseñanza
al futuro mercado del trabajo, cuya evolución no es totalmente previsible? La comisión
procurara responder en particular a esta última interrogante.
Aprender a vivir juntos, aprender a vivir con los demás.
Sin duda, este aprendizaje constituye una de las principales empresas de la educación
contemporánea. Demasiado a menudo, la violencia que impera en el mundo contradice la
esperanza que algunos habían depositado en el progreso de la humanidad. La historia humana
siempre ha sido conflictiva, pero hay elementos nuevos que acentúan el riesgo, en particular el
extraordinario potencial de autodestrucción que la humanidad misma ha creado durante el
siglo XX.
Aprender a ser.
Desde su primera reunión, la comisión ha reafirmado enérgicamente un principio fundamental:
la educación debe contribuir al desarrollo global de cada persona: cuerpo y mente, inteligencia,
sensibilidad, sentido estético, responsabilidad individual, espiritualidad. Todos los seres
humanos deben estar en condiciones, en particular gracias a la educación recibida en su
juventud, de dotarse de un pensamiento autónomo y crítico y de elaborar un juicio propio,
para determinar por sí mismos qué deben hacer en las diferentes circunstancias de la vida.